martes, 6 de marzo de 2012

Pantalones Verdes 72!

Observa detenidamente
como de repente
se parten en miles de pedazos las cosas que más llegué querer,
mírame caer…
Aplaude cuando te parezca gracioso mi dolor
niega haberme amado como a nadie en el ayer,
sólo te pido encarecidamente mi amor…
Mírame caer!
Usa conmigo tus golpes más crueles,
y asegúrate de no haber tenido compasión
no pares hasta asegurarte que me duele,
y da por muerto mi corazón.
Quédate sólo porque sabes que tu presencia entristece mi vida
haz que tu voz me pueda ensordecer,
mantente cerca de mí lo suficiente para echarle sal a mis heridas,
lo suficiente para que me mires caer.
Que no te detenga el remordimiento
ni los recuerdos hermosos que vivimos,
ambos sabemos que tú no tienes sentimientos
y que nunca se volverán a unir nuestros caminos…
Así que toma venganza por haber hecho que te enamores
y jura fríamente que no quieres volverme a ver,
mírame a los ojos y di que soy débil cuando llore;
mírame caer.
Esconde tus inseguridades gritando que nunca me amaste realmente
reemplaza mi cuerpo con mil más,
di que si de vez en cuando miras hacia atrás
es sólo para recordar que tuviste mala suerte….
Repite palabra por palabra lo que me llegaste a prometer
mientras acabas con lo poco de mí que queda,
ríe lo más alto que puedas
recordando cuando dijiste que nunca me dejarías caer.
Luego niega ante el mundo tu crueldad y calla tu conciencia
di palabras vacias prometiendo que tu intención nunca fue haberme herido;
después de haber sido cobarde y golpearme cuando había caído,
Vida, dame unos cuantos segundos de tu valiosa presencia…
Ten algo de valentía y no bajes la mirada,
te pido por favor, insignificante alma que no vale nada
mírame caer!
Porque después de que hayas herido tanto
mi venganza no será que al fin todos esos golpes te los pueda devolver,
mi venganza será que a pesar de todo… veas como me levanto,
como siempre me pongo de pie.

PD: Éste poema tiene una cariñosa dedicatoria, a las personas que han tenido el oculto deseo, la repugnante satisfacción o la triste necesidad de vernos caer… A los que nos atacaron cuando vieron que no teníamos escudo, irónicamente porque sabían que esa era la única manera en la que podían ganar. Pero pues no, no vence el más cruel, ni el que más ataque… vence el que tiene los pantalones para levantarse por sí mismo.
PD2: Para conseguir lo que queremos sólo nos hacen falta pantalones (:

0 comentarios:

Publicar un comentario